Halloween tiene su origen en una festividad céltica conocida como Samhain, que deriva del irlandés antiguo y significa fin del verano. Los antiguos britanos tenían una festividad similar conocida como Calan Gaeaf. En el Samhain se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta y era considerada como el Año Nuevo Celta, que comenzaba con la estación oscura invernal.
Los celtas creían que la línea que una a este mundo con el Otro Mundo se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los espíritus (tanto benévolos como malévolos) pasar a través. Se invitaba y homenajeaba a los ancestros familiares, mientras que se alejaba a los espíritus dañinos. Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la intención de ahuyentar a los espíritus que sean dañinos, aparentando una apariencia feroz para que los ¨malos¨ se asusten. Algo así como que el muerto se asuste del degollado... jugando... Es fecha por lo tanto de fin y de inicio. Se encendían hogueras de celebración en cada casa y se hacía balance del suministro de alimentos para iniciar la estación de los fríos con el ánimo alto y las bodegas organizadas.