En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Un rayo de sol por ejemplo
pero hay que encerrarlo muy rápido
sino se lo come la sombra.
Un poco de copo de nieve
quizá una moneda de luna
botones del traje del viento
y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un secreto.
En una cajita de fósforos
yo tengo guardada una lágrima
y nadie, por suerte, la ve.
Es claro que ya no me sirve.
Es cierto que está muy gastada.
Lo sé, pero qué voy a hacer
tirarla me da mucha lástima.
Tal vez las personas mayores
no entiendan jamás de tesoros.
Basura, dirán, cachivaches,
no sé por qué juntan todo esto.
No importa, que ustedes y yo
igual seguiremos guardando
palitos, pelusas, botones,
tachuelas, virutas de lápiz,
carozos, tapitas, papeles,
piolín, carreteles, trapitos,
hilachas, cascotes y bichos.
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Las cosas no tienen mamá.
María Elena Walsh