Un día un hombre se sentó abajo de un árbol sin darse cuenta que el árbol estaba lleno de palomas. Al instante las palomas hicieron lo que mejor saben hacer. El hombre estalló de cólera, les gritó, les dijo directas e indirectas, las apedreó con bronca y con ironía, las atacó, en fin, tanto a ellas como a la sustancia ofensiva. Pero después comprendió que las palomas simplemente estaban haciendo lo que hacían porque eran palomas y no porque él estuviera ahí. El hombre aprendió así a fijarse si había palomas en los árboles, antes de sentarse abajo de ellos.
También existe la alternativa de contratar un halcón por un día, procedimiento ecológico si los hay, aunque a las palomas no les parezca tan ecológico. También se puede convidar a las palomas con un puñado de arroz o unos pancitos, y las recolocamos en otro sitio. Aunque no parezca, las palomas son muy urbanas y manipulables. A los árboles nadie les ha preguntado opinión. Sería interesante conocer si les gustan a ellos las ruidosas palomas. Un mismo tópico tiene tantos ángulos :)
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